
Entonces, ¿cómo cultivamos esa sabiduría práctica o phronesis? El profesor Jules White, de la Universidad de Vanderbilt (que me enseñó las bases para usar adecuadamente la IA) nos da una regla de oro: deja de usar la IA para reemplazar tu pensamiento y úsala para expandirlo.
Esto se traduce en lo que se llama Agencia Intelectual: tú, la maestra, el docente, eres el piloto. La IA es tu copiloto inteligente, el que te ofrece mapas y perspectivas, pero tú decides el rumbo.
Imagen creada en Google IA Estudio.
¿Cómo se ve esto en la práctica?
Mal ejemplo de uso: Diseñar una actividad usando IA sin definir el objetivo de aprendizaje ni el contexto de sus alumnos: "IA, hazme una planificación de clase sobre la parábola del buen samaritano".
Buen ejemplo de uso: "IA, considerando que mis alumnos tienen entre 10 y 12 años y viven en un entorno urbano, dame tres enfoques pedagógicos diferentes con el propósito de que valoren la importancia y vigencia de los 10 mandamientos para una vida buena."*
*Esto resultaría aún mejor si catequistas y docentes conocieran y experimentaran con diferentes enfoques pedagógicos previamente. Además, pedir múltiples perspectivas no debilita tu pensamiento, lo fortalece. Te obliga a elegir, a adaptar y a crear.
Apóyate en los hombros de gigantes de la pedagogía: Dewey y Freire
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Hace unas semanas, me pidieron dar una clase dirigida a catequistas sobre cómo apoyarse en la IA para el catequismo. En el fondo, el catequismo es un acto de enseñanza y por tanto comparte la base de toda actividad docente: la pedagogía.
Por ello, para mi clase con catequistas, me apoyé en este principio y en dos pedagogos que todo educador debería conocer:
John Dewey: Su lema era "aprender haciendo". Usamos la IA no como una enciclopedia, sino como una herramienta para crear algo juntos: un asistente de IA personalizado que explicara la propia tecnología y su ética. Los catequistas aprendieron sobre IA "haciendo" IA.
Paulo Freire: Nos enseñó que educar es dialogar. En lugar de pedir a la IA que "deposite" información, la usamos para generar preguntas poderosas: ¿Qué preguntas podría hacer un niño de 8 años sobre la Creación después de ver un documental del espacio? Así, la IA se convierte en una aliada para iniciar conversaciones significativas, no para terminarlas con respuestas definitivas.
Da el cambio: Primeros pasos hacia una IA con sabiduría
Formar el carácter necesario para usar la IA no es un evento de un día, es un compromiso y una práctica diaria. Se trata de poner siempre la pedagogía primero y usar la tecnología como un medio, no como un fin.
Al ser conscientes de los diferentes enfoques pedagógicos, nuestras ideas se amplían y nuestra enseñanza se transforma, con o sin IA. Y se los dice alguien que aprendió sobre pedagogía cuando identificó que sus clases no funcionaban bien.
Nota: cuando un maestro, por ejemplo, una catequista, está consciente de la existencia de diferentes enfoques pedagógicos, sus ideas se amplían, se vuelven más creativas y comienzan a dar un sentido diferente a su enseñanza, con el propósito de lograr que ocurra el aprendizaje en sus estudiantes. Y sí, reconoced cómo puede aprovechar mejor la IA.